20080327

PADRÓN-SANTIAGO

Cementerio de Adina en Iria Flavia

Tumba de Camilo José Cela Trulock

Un descanso siempre sienta bien

Llegada a Santiago

Columna que simboliza el árbol de Jesé, popularmente llamada el "Santo dos Croques", o de los chichones

Arca de plata con los restos del Apostol

Copa en Casa das Grechas

En el mismo sitio. Lo mejor de la foto el fondo

La catedral por la noche




31 de agosto, viernes: (Padrón – Santiago)

Hoy sí salimos temprano. Tras desayunar en un bar atravesamos Padrón y llegamos a Iria Flavia a 2 km, donde se encuentra la antiquísima colegiata de Santa María y, rodeándola, el cementerio de Adina con la tumba del premio Nóbel Camilo José Cela Trulock al pie de un olivo. Continuamos hasta encontrarnos con una vieja amiga: la carretera N-550. Pero pronto tomamos la pista del camino medieval que nos lleva de aldea en aldea: Romarís, Rua, Cambelas, Anteportas….., el Camino entre Padrón y Compostela siempre ha sido de ida y vuelta, Camino Portugués y Ruta Rosaliana, itinerario muy sentido por los que lo recorren y por los que lo habitan. Arribamos al barroco santuario mariano de A Esclavitude (s.XVII-XVIII) con su fuente milagrosa. Desde aquí el Camino discurre entre bosques y parras, atraviesa la vía del ferrocarril y poco después se llega a un enclave evocador con un pequeño puente medieval y un cruceiro gótico, se trata de Rua de Francos. Pasamos junto a los muros de un mito del Camino Portugués: El Castro Lupario (abandonado y lleno de maleza) desde donde la malvada reina Lupa de la leyenda jacobea acechaba el paso de los peregrinos.

Tras darle un rato de descanso a los pies, cruzamos por un aserradero y caminamos en zig-zag entre casas de nueva construcción, ya no hay aldeas y se nota que estamos cerca de Compostela. Aparecemos en un alto desde donde se ve Santiago, nos encontramos en Agro dos Monteiros. En vez de bajar a la carretera, lo que nos haría llegar enseguida a la ciudad, el Camino continúa la vieja ruta medieval alargándose hasta el barrio de A Choupana llegando a la calle Rosalía de Castro, donde paramos a degustar una fresquísima “Estrella de Galicia” con unos sabrosos cacahuetes.

Nos dividimos ya que los hermanos López deciden hospedarse en el albergue de San Lázaro y Antonio, Paco y yo en el hotelito que estuvimos el año pasado junto a la catedral. Pasamos por la Oficina del Peregrino a recoger la Compostela, nos situamos en la habitación y Antonio gestiona su desplazamiento a Alicante por que, al no tener el apoyo del coche de Miguel para dejar la mochila, prefiere no forzarse cargando un peso excesivo por la angioplastia reciente.

Hemos quedado todos a cenar en Casa Manolo y, mientras llega la hora, Paco y yo visitamos la catedral y la tumba del Apóstol. Después de la abundante cena, tomamos una copa en Casa das Grechas, un lugar característico donde se suele tocar música celta en vivo, aunque esta noche no, así que nos quedamos con las ganas. Luego un paseo por la plaza del Obradoiro, con exhibición de la tuna incluida. También por la calle Franco admirando los escaparates de los restaurantes con esos enormes costillares de ternera gallega, y un rato de agradable charla con un café y música de piano en directo en el Casino, precioso lugar que se conserva en esencia como era en 1871, según se observa en una foto de la época.

Antonio se había ido a dormir un poco antes, y pudimos apreciar que tiene un sueño profundo cuando despertamos a medio hotel aporreando la puerta de la habitación para que nos abriera.

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